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Titulares

María Santísima de los Remedios, Reina y Madre de los Estudiantes

Año ejecución: 2004-2005 

Autor: Israel Cornejo Sánchez 

Bendición: 6 de diciembre de 2005 

María Santísima de los Remedios, Reina y Madre de los Estudiantes, fue realizada por su autor al enterarse que la Hermandad de los Estudiantes se había quedado sin titulares tras los sucesos del año 2005. Tras visitar al presidente de la Comisión Gestora, D. Francisco Campos, y gracias al Colegio de Administradores de Fincas de Granada, que costeó la imagen, pasó a ser la nueva titular mariana de la corporación.
 
La Reina y Madre de los Estudiantes es una talla de madera de cedro policromada y de medianas proporciones, pues mide 1,60m., e inclina su cabeza al lado izquierdo. En sus mejillas tiene un total de siete lágrimas en referencia a los siete dolores de María, que brotan de sus ojos color verde oscuro.
Esas lagrimas completan una fisionomía del rostro de María en actitud doliente y con unas cejas que enfatizan el carácter sufriente de la Virgen. Su llanto se refleja en el sonrosado de la policromía de mejillas y fosas nasales, en la nariz congestionada ,producto del sollozo, y un ligero brillo en los ojos en una mirada compungida por el lagrimar.
 
La imagen presenta la boca entornada y con la dentadura superior, inferior, lengua y parte del paladar talladas. El pelo, de color castaño, peina raya al centro recogido en un moño trasero, permitiendo que el pelo cubra los dos pabellones auditivos y dejando los lóbulos al descubierto. Así mismo, las pestañas son de pelo natural, hecho que dulcifica su mirada.
 
La policromía, en tonos marfileños con rubor y frescor en tonos carmesí, y la presencia de la virgen, de aires románticos, evocan al estilo de la escuela granadina durante los siglos de oro de la imaginería.

Oración a María Santísima de los Remedios

Oh Virgen Santísima de los Remedios,

esposa de Dios, Madre de Cristo, Madre de la Igleisa.

Enséñanos a creer como has creído tú,

haz que nuestra Fe sea siempre límpida, serena, valiente, fuerte y generosa.

Enséñanos a amar a Dios y a nuestros hermanos como lo hiciste tú;

haz que nuestro amor a los demás sea paciente, benigno y respetuoso.

Enséñanos a saber captar en la Fe, la paradoja de la alegría cristiana,

que nace y florece en el dolor y en la renuncia,

haz que nuestra alegría sea siempre autentica y plena para que sea

Remedios de nuestros males y de aquellos que nos rodean.